Nota: esto lo escribí a finales de julio; no lo publiqué porque no estaba muy seguro y quería consultar sobre la conveniencia de contar todo esto…
Resulta que traigo un virus... en la computadora... y así, cuando les paso una memoria-lápiz usb con alguna cosa... les trasmito el virus... bueno, la verdad es que no es propiamente un virus, sino un troyano. Y sabemos que se trata de un troyano sin peligro ninguno, de los de propaganda, etc. Pero... en cuanto salta la alarma del virus... parece algo grave de verdad. ¡Qué sustos me llevo! Es que no veáis qué desagradable es el sonido de alerta del antivirus que usan aquí... deben haberlo copiado de alguna película de terror...
El asunto del antivirus... Resulta que aquí se usa uno bastante bueno, es el Kaspersky. Uno lo instala en su computadora, y después tiene que ir consiguiendo las actualizaciones. Normalmente –en otras latitudes- lo actualizamos por medio de Internet… pero aquí, en el caso de tener acceso a Internet, es muy lento… y llevaría cerca de una hora conseguir actualizarlo.
A la hora de conseguir las actualizaciones del antivirus, hay que alabar la solidaridad y generosidad de la gente. Bien es verdad que a todos nos interesa un sistema informático "sano". Total que cuando uno pasa por alguno de los lugares donde se puede conseguir la última actualización, nada complicado por cierto, después de dedica a compartirlo: "Tengo la actualización del antivirus del jueves pasado..." "Trae aca, lo tengo del lunes anterior..." Y así, poco a poco uno va teniendo el antivirus al día, o casi.
Ahora estoy instalándolo en mi computadora, para que dejen de protestarme, sobre todo el P. Luis y Fr. Carlito... Así como los demás hablan de últimas actualizaciones del antivirus... ellos dos hablan de las últimas infecciones que yo les he transmitido... La verdad es que son un poco quisquillosos, por un virus más o menos...
Aparte del asunto del antivirus, estoy triste "informáticamente" hablando... La computadora portátil del P. Luís, que me había prestado... está empezando a tener problemas. Se está averiando la parte más débil de los portátiles, la bisagra entre el ordenador y la pantalla... Hay unos 8 cm. de la parte derecha de la pantalla que no se ven... Dice el P. Luís -¡qué va a decir!- que no pasa nada, que la computadora ya ha cumplido bastante bien su misión (eso es verdad)... él la heredó de uno de los hermanos que estuvo aquí antes, el P. Fidencio, y ya tiene unos cuantos años de vida y servicio...
Haremos algún intento a la desesperada... a ver si resucita... Ea, que todavía no está muerta. Se puede seguir usando, aunque hay que reajustar las ventanas un poco... Os contaré los progresos...
Ya que estamos con informáticas... Justo el mismo día que se marchó el P. Gregorio para España (que manda saludos, desde su retiro en el norte de León) una tormenta inesperada, un rayo justo aquí cerca... y el modem resultó completamente frito... La verdad es que debería estar siempre desconectado... Otra cosa más a resolver... (Un mes más tarde, seguimos sin encontrar el repuesto, el modem nuevo…).
Más cosas informáticas. El correo electrónico: estoy usando el del P. Gregorio. Es una cuenta de email interna, sin acceso a internet. Nos conectamos con un servidor de la Conferencia Episcopal y de la CONCUR (Conferencia Cubana de Religiosos) que es quien da el servicio del correo electrónico. Hasta hace un par de años, sólo había una cuenta de email (una sola cuenta de correo electrónico autorizada, y da gracias…) para toda la Conferencia Episcopal, y se usaba de forma compartida. La cosa funcionaba así: uno escribía a esa cuenta de email, poniendo en el "asunto" (subject) a quién se dirigía el email... y entonces el servidor interno lo reenviaba a una subcuenta, esta vez sí, de cada uno de los interesados... Ea, seguro que todos lo hemos hecho alguna vez: "mándamelo al email de mi hermano -esposa, esposo, amigo, compañero de trabajo, etc.- y luego él me lo pasa a mí..." Pues eso mismo, pero en plan organizado, y con muchos amigos recurriendo al mismo email... Ahora no, ahora cada uno tiene una cuenta de email independiente, pero dentro del servidor “privado” de la Conferencia Episcopal o de la Concur. Claro, solo acceso al email, no a Internet.
Yo estoy abusando un poco de mi hermano pequeño -GRACIAS, Benito-, le envío a él las crónicas, y él las pone en el blog... él me revisa la cuenta de email, y me reenvía lo que me va llegando... eso sí, con una limitación de algo menos de 1 mb.; limitación de la cuenta de email de aquí, y de la conexión de modem (que no es Internet) que es muy lenta, y muy malas las condiciones de la línea de teléfono, ea, que cuando hablo por teléfono hay mucho ruido de fondo...
Creo que ya otro día os conté las tarifas de Internet, en el Hotel Meliá Habana (perdón por la propaganda...).
Para los extranjeros, aunque con bastantes condiciones, es posible contratar el acceso a internet desde casa. Se trata de bonos por 10, 20, 30... horas mensuales, y las tarifas andan en torno a 1 cuc por hora, dependiendo del bono que se contrate. Las horas, bueno, los minutos que uno se exceda de lo contratado, son a precio de oro. Y la conexión sigue siendo por modem, claro, a velocidades ultrasónicas... (ultrasónico quiere decir que se rompe la barrera del sonido, ¿no? entonces, en nuestro caso, creo que ni un arañazo...). Pero aún así, con paciencia... algo se termina haciendo. ¡Ea, esto es lo que me han contado, que quede claro!
Por ejemplo, me han contado, que conste que no lo sé de primera mano, de un señor que tiene contratadas 10 horas, y porque ha venido un familiar a visitarlo durante una temporada, ha conseguido ampliar la cuota a 30 horas mensuales. Por lo que me cuentan, tuvo que pelear bastante y con paciencia, porque llevan un tiempo que no conceden nuevas conexiones, ni contratos, y éste lo consiguió. Por lo que me cuentan, están ahorrando tanto el tiempo del acceso a Internet, que llegan a fin de mes con sobrante… y andan como locos por terminar de gastarlo (no se acumula para otro mes…). Total, que eso es lo que me han contado, por eso lo sé, y por eso puedo contároslo, nada más.
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