miércoles, 8 de julio de 2009

¡Qué bien, corazón… pase!

Llegué la noche del 6 de julio, a las 21’00h. (3 de la madrugada en España).
El viaje:
La facturación se dio bien. Tuve que hacer un pequeño reajuste, quita de aquí para poner… ¡pero si no hay donde meterlo…! Ea, en una bolsa de plástico… y luego, cuando compre en las tiendas sin impuestos, o como se llamen, algún detalle para llevar a estos… lo meto todo en la misma bolsa, y ya está. Dicho y hecho.
Al final todo se dio bien, ¡gracias a Dios! Eso sí, teniendo que repetir a cada paso el tema de la visa… “que el original lo tienen en Cuba, y en cuanto llegue, pregunto a un policía y ya me lo entregan…”

El vuelo bien. De amenizar el viaje se encargó una panda de mocetones portugueses, al decir de una de las “sufridoras”, que fueron todo el viaje trasteando y danzando de un lado para otro… y bebiendo, claro. “¡Y que no les entra el sueño, oye!”, decía la señorina.
El avión tenía una cosa simpática: lleva una cámara en el alerón de cola, desde el que se puede seguir el despegue y el aterrizaje… curioso…

Ya en Cuba.
Por lo pronto, el bofetón de calor y bochorno en cuanto se sale del avión.
¡Que bonito y simpático recibimiento! Bastante gente, vestidos con trajes y uniformes de variados colores, fundamentalmente verdes y azules, nos estaban esperando en el mismo pasillo nada más salir del avión, con sus perritos –bien bonitos- y todo. ¡Así da gusto llegar a un sitio nuevo! Todo parecía tranquilo, así que supongo que no encontraron ningún tipo de historia, ni drogas, ni nada sospechoso. ¿No?

Lo primero, rellenar la declaración de salud, sobre el tema de la gripe, siguiendo las indicaciones de varias enfermeras.
Luego, pedir el visado… que se hizo de rogar, es lo que tiene la burocracia, muchos pasos, pero firmes y seguros: yo se lo digo a un agente, este por la radio, a otro, este se lo encomienda a un tercero, y finalmente, como por arte de magia, aparece una señorita, como en el “Un, dos, tres”, con la visa en la mano. Todo bien.

Siguiente paso, pasaporte y visa, foto (“sin gafas, póngase en el centro y mire usted a la cámara”), y todo en regla. Puede pasar. “Sea usted bienvenido a Cuba”

Otro chequeo o escáner de esos… Siga.
Las señoritas de la gripe otra vez, bueno, las enfermeras. En la hoja que pedía la dirección… “¿Va usted a una parroquia? ¡Qué bien, corazón… pase!”

Ahora, a esperar a las maletas… ¡Que divertido! Había dos cintas transportadoras, la número 1 y la número 2; ¿por cual saldrán mis maletas? Comodín de la llamada: “Por cualquiera de las dos”; Ea, pues el comodín del público: “Yo miro en la número 1 y mi esposa mira en la número 2. ¿Tu estas solo? Mala suerte chico” Así que, descoyuntado, fui mirando de un lado al otro… hasta que, por fin, aparecieron las maletas.

Y, ahora, tiembla… la salida. Aquí es donde la peinan… hay unos señores muy majos que bien te indican la salida hacia la calle, o bien dónde debes abrir las maletas, enseñar lo que llevas, explicar y pagar lo que corresponda, impuestos y esas cosas. A la calle… sin tener que hacer nada más. Ya eran las diez de la noche. Al final no se ha dado mal.

Y allí estaban el P. Luis y algún amigo. Besos y abrazos. Y a sudar.

Ya en casa, un poco de agua, un mango fresquito y muy dulce, más agua, jugo (zumo) de guayaba, que en este caso no sabe a nada… Y a la terraza, que hacía una buena marea… para seguir sudando…
Una ducha fresquita (?) y a la cama, sudando, claro. Era la una de la madrugada, 7 de la mañana en Madrid.

ZzZzZzZzZ…

He dormido de un tirón hasta las 7 pasadas (12 del mediodía en Gijón).

Primer día por aquí. Con calma. Dolor de cabeza. Visitas, saludos, presentaciones, de todo un poco.

Hablando de presentaciones.
El P. Luis es mi hermano mayor, hermano carnal. Y además, también es Capuchino. (Hay otro hermano, el pequeño, que es quien se encarga, en la sombra, de mantener y gestionar este diario, desde Madrid. Y junto a él, su señora. ¿si?). Lleva ya bastantes años en estas tierras. Estaré con él unos días.
Con él hay otro hermano capuchino, de Brasil. Lleva aquí menos de un mes. De momento aprendiendo la lengua.

Plan de hoy: excursión de fraternidad, bienvenida y despedida.

Os dejo, está saliendo el sol… A ver… he madrugado un poco, hacia las 6 y poco de la mañana… es que para mi lindo cuerpecito todavía eran las 12 del mediodía… ¡y en la cama a esas horas!
Un beso.