viernes, 10 de julio de 2009

De relax...

Excursión de fraternidad. Miércoles.

Algo menos de 100 km. aunque parecen bastantes más… es un sitio turístico, se llama Las Terrazas. Es un pueblo hecho en los años 50, todo nuevo, para concentrar a los guajiros (agricultores) de toda esa zona, y mejorar sus condiciones de vida. Lo hicieron con intención de que fuese un sitio modelito, respetando la naturaleza. Las casa están hechas sobre pilotes, permaneciendo inalterado el suelo, por debajo de ellas, sin hacer desmontes ni excavaciones… Hay un hotel, parece encantador, en el que han respetado hasta a los árboles, incorporándolos en la construcción, dejando huecos para que ellos sigan su rumbo… Es el pueblo de Polo Montañez. Un famoso cantante, guajiro, con un estilo bien bonito. Tiene sólo dos o tres discos. Murió en accidente de tráfico. Buscad a ver si os gusta…

Fuimos todos los hermanos capuchinos que estamos en La Habana: Antonio y Carlito, brasileños; y Gregorio, Luis y yo, españoles;

El sitio está bien, en plan turismo sobre todo nacional. Se trata de un complejo en torno al pueblo de Las Terrazas, y una serie de lagos artificiales –parece Suiza- en el entorno. Y también el río San Juan que tiene una serie de pequeñas piscinas naturales en las que bañarse y refrescarse un poco. Con la entrada al recinto, o al complejo, se incluye el almuerzo, que estuvo bastante bien, sencillo, pero sabroso: un poquito de carne de puerco (cerdo) asada, la otra posibilidad era pollo, acompañado de arroz congrí, y algo de verdura, y chicharritas (plátano macho cortado en finas rodajas y frito, como las patatas fritas), y la bebida, todo por 7 CUC. También iban incluidos los mosquitos. ¡Asesinos! Solo de pensarlo todavía me molestan las picaduras…

El día fue bien bonito y tranquilo. Hizo bastante calor. Pero allí se llevaba bien. Parece que en La Habana el día fue de tremendo calor.

De regreso a La Habana, una buena ducha. Iba a decir “refrescante”, pero es que… el agua viene desde un tanque que hay en el tejado de la casa… así que a veces viene calentita… Aún así la ducha es refrescante. Y misa. Poquita gente.

Después de la comida (= cena) salimos a visitar a una familia de la comunidad. Como anécdota, toda una carga de profundidad, decir que los niños de la casa no me encontraban parecido con el P. Luis: “Su hermano parece canadiense”.



Jueves. Día tranquilo.

De recados y cosas de esas. Me he puesto con el ordenador, a revisar y ordenar las distintas cosas que traigo… Para unos informáticos, que por otro lado seguramente me puedan proporcionar programas de última hora… traigo todos los dvd (los del último año, desde que estoy en Gijón) que vienen con la revista de informática que yo leo todos los meses, y el último número de la revista en papel. En esos dvd hay una gran cantidad de material: programas completos, programas de prueba, drivers para instalar y actualizar impresoras, etc. Y también vienen las mismas revistas, en formato pdf, con lo cual, es bastante más práctico traerlas así que en papel… casi un kilo de papel por revista…

Luis ha ido, en bicicleta, a la Nunciatura, a llevar mi visa y el pasaporte, para tramitar la prorroga. Una vez concedido el permiso de residencia temporal, para unas fechas concretas, hay que ir renovando el visado, que se concede por 30 días. A veintitantos CUC (dólares, aunque no sé todavía porqué evitan llamarlos así… lo averiguaré) por cada prórroga… Bueno.

Después del almuerzo (la comida del mediodía) y su ratito de reposo correspondiente, aquí más necesario que en ningún otro sitio, porque a esas horas es imposible hacer nada… Bueno, después de eso, salimos a darnos un baño a la playa. Playas del Este, se llaman. Saliendo de La Habana, hacia el Este claro, (en dirección contraria a Varadero, “malpensaos”) se encuentran una serie de playas bien hermosas, todas de uso habitual por los locales. Es poco frecuente ver en ellas a extranjeros. No son tan “infinitas” o “paradisíacas” como las de Varadero, pero tampoco le andan muy lejos.

En los dos días, tanto en Las Terrazas, como en las Playas de Este, me han tratado, lo sentía en sus miradas, como a un extranjero en busca de compañía… Mejor dicho, “acompañado”. Esta historia os la cuento otro día…

El mar estaba algo picado. Y el agua bastante templada, lo que por un lado es un placer, pero, por otro, no me gusta tanto, porque no se refresca uno como es debido...

Hoy en La Habana se han alcanzado temperaturas de 33,8º, con casi 60% de humedad… dice Luis que nunca había visto eso en la casa…

Hemos querido apurar la tarde en la playa, para comer (cenar) un poco por allí mismo, y regresar ya relajados y refrescados… Pero aquí siempre hay que “resolver”… (esta palabrita tendrá su propio capítulo otro día). Resulta que a partir de las 6 de la tarde, nosotros llegamos al agua hacia las 5, ya cierran los bares, chiringuitos, o como se les quiera llamar. Cierran porque tienen horario oficial… independientemente de si hay clientes o no… total, que de camino a casa hemos visto un sitio abierto… hemos pedido pizzas, de queso, de jamón y queso… en cuanto a la masa de la pizza, seguro que tiene su nombre en otros lados… es una masa esponjosa, no encuentro parecidos para compararla… está buena… Cuando las ha visto Luis… “no vuelvo”. La de jamón y queso… sí, tenia jamón… calculo que una loncha de jamón de york no grande, cortada en pequeñas tiras… y ya… (en cuanto controle el tema de las fotos… hay foto).

Bueno, anécdotas aparte. El día fue bueno. Nos permitió darnos un baño, pasar un buen rato de convivencia, y ya. No se le pedía más.

El sábado ya iré a Miramar, para que el P. Gregorio me ponga al día y me presente a la comunidad. En pocos días también, el P. Antonio irá a Santa Clara, 250 km. más allá de las Playas del Este, en el interior de la Isla, a sustituir al P. Philip.

De momento, nada más. Sed buenos.