martes, 8 de septiembre de 2009

Manzana 711

viernes, 04 de septiembre de 2009

… a las 7 de la mañana… ducha tacita a tacita…
Sin novedad en la cisterna del agua…
Quinto día de la novena de la Virgen de la Caridad.
A mitad de la misa he visto cómo Fr. Carlito salía de la Iglesia…
Los inspectores de los mosquitos…

El otro día recordábamos la famosa Ley de Murphy. Aunque realmente quién me la estaba recordando a mí era el P. Luis: “no te agobies, no te preocupes mucho, paciencia… y ten presente que todavía puede ser peor”. Hay que ver cuánto sabe el P. Luis… mejor dicho: ¡Cuánta experiencia tiene el P. Luis!

Resulta que estamos dentro de una zona de alerta grave por el tema del dengue. Parece ser que ya hay unos cuantos casos de afectados por esta zona nuestra. Incluso han encontrado, varias calles más allá, varios focos de criaderos de mosquitos… así que se han debido encender las luces rojas…

Al terminar la misa me dijo Fr. Carlito, que había tenido que atender a los inspectores de la campaña de mosquitos… y nos sentamos con la intención de desayunar… sólo la intención. Llamaron a la puerta… “Soy Sonia, del Buró del Partido…”
Ahora fue a mí a quien se le encendieron todas las luces rojas…
Sonia (ahora dudo de si era este su nombre… y en este caso no tengo que recurrir a mi lista de nombres…) es la Delegada del Partido Comunista para Asuntos Religiosos, para el municipio de Playa. Para comprenderlo nosotros, como si un concejal de Gijón, o de Madrid (no un secretario ni un inspector…) se nos llegase a casa para dirigir él personalmente las gestiones pertinentes…

Bueno. Como está el asunto del dengue (palabra que en ningún momento ella ha mencionado: fiebres, síntomas similares a los de la gripe, catarros, etc.) en candela por esta zona, y al tratarse de la Iglesia, quieren coordinarlo y dirigirlo directamente. El motivo principal de que a esta zona le den tanta importancia es que en los alrededores hay varios hoteles, y muchos de ellos vienen a nuestra iglesia, y “no queremos que se lleven mala impresión de Cuba”…

Atención: no se trata de que hayan encontrado ningún foco de infección de mosquitos en nuestro terreno. De ser así ya me lo habrían dejado claro… ¡vamos! Sino de que toda esta zona, y no he conseguido que nadie me precisase qué abarca la zona en cuestión… toda esta zona está en tratamiento especial por haberse localizado varios focos de infección de mosquitos.

Nota: aunque lo escribo en este momento, lo averigüé por la tarde: la zona que está sujeta a esta campaña intensiva de fumigación y lucha contra los mosquitos es desde la costa hasta más allá de la calle 47. Y desde 60 hasta 86. La manzana 711.

Se trata de una fumigación intensiva. Por lo pronto serán 30 días (No te preocupes, P. Gregorio, que a tu regreso todavía te toca…). Vendrán a fumigar todos los días. Algunas zonas de la casa, las de poco uso, las han fumigado con líquidos pulverizados (como se hace en España) y esta fumigación dura por tres meses. Pero el resto, en realidad, casi todo, hay que fumigarlo con humos todos los días. Lo bueno es que hemos coordinado qué horarios son los mejores, etc. Y también, será la misma persona quién venga a fumigar cada día.
Además han estado limpiando la maleza que hay todo alrededor de la casa, fuera y dentro de nuestra propiedad (por fuera y por dentro de la tapia).
Y también nos van a tomar la temperatura a los que vivimos y trabajamos aquí. Lo mismo que preguntarnos acerca de los síntomas, etc.
Les he manifestado mi preocupación acerca de cómo afectarían esos humos, productos químicos y tóxicos, a las obras de arte de la iglesia, sobre todo al Vía crucis, que es pintura al óleo… Desde mi ignorancia… a ver si va a resultar que no se puede fumar en los museos (ni de España ni de Cuba)… y este humo denso y abundante –no es el de un cigarrillo- es inocuo e inofensivo… Ahí queda mi duda…
En estas estábamos, dialogando y coordinando cómo hacer, horarios, etc. que llamaron a la puerta.
“Somos de la campaña de lucha contra los mosquito…”
“No siga. Pasen conmigo, por favor… Y ahora que estamos todos reunidos, pónganse de acuerdo…”
Coincidían distintos niveles de inspección y control del tema del día…
Después me dijo Fr. Carlito que los que vinieron durante la misa no eran ninguno de los que estaban conmigo… Así que, contad conmigo, por hoy, ya van tres niveles o instancias distintos, que han pasado por aquí.
Y a todo esto, yo sin desayunar.
En este punto Fr. Carlito se hizo cargo de la comitiva, para revisar los exteriores…
Yo subí a desayunar… Y llegó el P. Luís, junto con otro fraile franciscano italiano (franciscano conventual, no capuchino). Nos traían la ropa limpia. ¡Gracias! Y claro, saludos, comentarios y puesta al día de las últimas novedades… ¿queréis un café?
Aún así, mi café encima de la mesa… pero yo… sin desayunar. Y vuelve a sonar el timbre de la puerta. Una señora italiana (eso me pareció en ese momento) que quería ver a los encargados de la cosa de los mosquitos… Cuatro, ¿no?

Bajé, en este caso se trataba de la responsable –era ucraniana, de verdad, que luego ella me lo confirmó, no tengo más datos de qué pintaba ella en esta historia- del “contingente” que van limpiando, “chapeando”, los exteriores, por las calles, aceras, etc. Ese mismo grupo eran los que iban a encargarse de la maleza, hierbas y plantas del interior de la finca… aquí se dice “tumbar la matas”; en mi pueblo se dice “atochar hierbas”. Ya puestos…
También me pedían, la Delegada del Partido… etc. a ver si les podía yo prestar un termómetro, porque ellos habían venido sin él…
Bien. Como Fr. Carlito seguía con ellos, volví a subir a desayunar y a atender a la visita. Ya estaban tomando el café. Yo me puse a buscar el termómetro… y lo encontré. No me apetecía mucho prestárselo, pero quise hacerlo más que nada, porque así no me arriesgaba a que me mandasen ir al policlínico (el ambulatorio)…
En estas que me dice la cocinera que se ha terminado el gas… “No problema”, “Nada te turbe”, Etc. Y el P. Luís y compañía que “te vemos muy atareado… no te entretenemos… nos vamos ya.”

Finalmente me tomaron la temperatura. Resulta que el fumigador que va a venir todos los días, es médico, y es quién se va a encargar, también, de tomarnos la temperatura. 37º justos tenía… y yo estaba como una rosa… un poco mosqueado ya, pero como una rosa.
Ya estaba la fumigación en marcha; ya el contingente estaba tumbando matas… la cosa parecía que se iba encarrilando.
Pedí a los responsables de esta historia que me dejasen alguna referencia, para cuando viniese otra inspección, etc. poder dar razón de que ellos ya estaban al cargo de la cosa. Y pareció razonable. El coordinador de estas operaciones para nuestro barrio (“Jefe de Manzana 711” firma él), un técnico, un señor mayor, bien majete, y muy educado (no es necesario decirlo, pero quiero dejar constancia), el responsable último, a nivel técnico, de esta campaña intensiva, me hizo un informe y me puso los datos necesarios para solventar cualquier conflicto.

A ver, para resituarnos: yo todavía sigo sin desayunar; ya me empieza a doler la cabeza (y además, con esos 37º de temperatura…), pero parece que la cosa va llevando buen camino.
Subimos a fumigar la casa, habitación por habitación… como otros días, pero ya no es un crío de la EJT (Ejército Juvenil del Trabajo), sino un profesional que controla bastante más. Por cierto, curioso: (véase la foto) pantalones y calzado militares, chaqueta o camisa de médico…

Por cierto, que creo que no os he contado, cuando digo que fumigan todas las habitaciones de la casa… quiero decir “todas”, también nuestras habitaciones… vamos que eso de la intimidad y demás conceptos, se quedan en meros conceptos…

Total, que fumigado ya todo, bajamos a echar un vistazo a la iglesia, para que los técnicos viesen cual era la mejor forma de proceder…

Mientras yo estaba por la casa con el fumigador, le tomaron la temperatura a Fr. Carlito… tres doctoras. Quinta visita. Las doctoras venían explicando la parte médica, síntomas, etc. de la campaña de lucha contra los mosquitos… 35,6º.

Y en esas estábamos… que me avisaron de la casa de algo que había sucedido: os dije antes que se había acabado el gas… pues se pusieron a cambiar el botellón (bombona)… y se encontraron que la bombona tenía gas, pero alguien la había cerrado, y habían desconectado la manguera por la que sube el gas hasta la cocina…

Así que volví con todos los jerifaltes (en cuanto pueda intentaré enterarme de quien era cada quien, y qué cargos y niveles tenían…), y les dije que con gran pena (=vergüenza) tenía que comentarles una cosa que acabábamos de detectar. Les conté lo de la bombona… que se encontraba precisamente en la zona que habían estado chapeando los del contingente…

Dice el P. Luís, en esto y en otras cosas, que no me coja mucha lucha (que no me “cabree” mucho, que no me alborote…). Intenté no exagerar, pero no me corté nada en contarles los detalles que conocía, y el miedo que me entraba a mí, y la indefensión… porque eso había sucedido mientras sus obreros estaban en mi casa… Yo intenté insistir mucho en que me daba pena (vergüenza) pero que quería que me ayudasen y se pusiesen en mi lugar…
Bueno, nos despedimos, y cada mochuelo a su olivo.

Ya subía hacia la casa… por fin podría desayunar… porque os habréis olvidado ya de que yo seguía en ayunas…
Al llegar arriba, y empezar a abrir ventanas para que la cosa se fuese ventilando… vi que la ucraniana seguía por allí, por la calle… así que otra vez bajé corriendo, para hablar con ella, al fin y al cabo, la responsable del contingente era ella…
Supe después que los dos que estaban con ella eran uno su inmediato superior, y el otro uno de los “observadores” de parte del Municipio… Total, que volví a contarles la historia del botellón. Ella me decía que lo que a ella, a su contingente, le corresponden son las calles, los exteriores, que ellos nunca entran a las casa, o a los jardines interiores, etc. pero que como se lo había pedido (más bien ordenado) la Delegada del Partido… etc. pues que lo habían hecho, pero… Vamos, que se lavaba las manos. Y ahí… puestos a defender cada uno lo suyo… les dije que yo quedaba en una situación de indefensión absoluta, y que me quedaba con miedo, pensando en si “alguien” estaba tramando volver más adelante para robarme el botellón… vamos, que no sabía qué pensar… Así que en cuanto viese un patrullero (coche de la policía) les pondría sobre aviso…
Tal vez un poco sobreactuado por mi parte, le dije algo así: “Acuérdense de mi hoy a las doce de la noche, por ejemplo… y sientan algún ruido… a ver si les parece que esto no tiene importancia…”
Como me iba creciendo… decidí dejarlo ahí, para no meter la pata, y volverme ya a la casa. Pero vinieron detrás de mi, para ver y comprobar lo que les decía… Cuando vieron que para hacer eso había que entrar en una pequeña caseta, que no estaba a mano, etc. ya sí se pusieron un poco serios. Sabían perfectamente quienes eran los que habían estado por esa zona.

Y ya sí. Subí a la casa… y me lancé sobre el desayuno… una taza de café con leche y un pan. Estaba delicioso. Eran las 11’30 a.m. (el almuerzo es a las 12’30 a.m.)

La tarde.
Un ratito de siesta… 36’5º.
A la cuatro de la tarde se presentaron para fumigar la iglesia. En vez de hacerlo con “bazokas” (así llaman ellos a las máquinas “manuales” de fumigar) iban a hacerlo con un camión, puesto en una de las puertas laterales. Se supone que la mezcla que se usa en este sistema es menos agresiva… al final, resulta que ha quedado todo el suelo de la iglesia resbaladizo y grasiento… Mañana, cuando vuelvan a fumigar la casa, que es por la mañana, he de decirles que se den un paseo por la iglesia conmigo… seguro que después de patinar un poco miran a ver si se puede arreglar…

Y acto seguido… una nueva pipa de agua, otro camión más. Cinco en total. Y a llenar y subir cubos de agua a la habitación… para no perder la costumbre.

Y para terminar la tarde, nos fuimos a Habana Vieja, con el P. Luis, a un concierto de música antigua. Bastante bonito. Música de los siglos XVI, XVII y XVIII de América. Era en una iglesia que no se usa para el culto, dedicada exclusivamente como auditorio. Y la guinda… el aire acondicionado, que era buenísimo…
Rematamos la tarde con unas pizzas…

Mañana… más. Sed buenos.

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